Boletín Electrónico
 
2| 09 Mayo 2006

 

 

 

 

 

 

 

 

Acerca de la Educación Preescolar

“Cuando María Ester Cuidaniños y Juan Levantavigas tuvieron su primer hijo sabían que su vida cambiaría. El tendría que ponerle el hombro para llegar con el pan a la casa, y María Ester se abocaría a su hijo en los primeros seis meses de vida y luego se lo dejaría encargado a su mamá, para que pudiese cuidar niños ya que siempre salían pitutitos y podría ganarse así algunos pesitos.”

Todos los especialistas en educación preescolar plantean que es de suma importancia subir la cobertura educacional en este nivel. Hace ya varias décadas que los estudios demostraron lo fundamental que es el desarrollo cognitivo y neuronal en base a estímulos. Sin embargo, para otra parte de este país pareciera ser que lo que importa es tan sólo el cuidado y la protección de esos niños. Bajo esta última perspectiva, María Ester y Juan estarían haciendo lo correcto. ¿Por opción o condición?.

“Seis años después María Ester esperaba su tercer hijo y Juan se levantaba cada año más temprano para ponerle el hombro. De vez en cuando discutían sobre cómo la vida los había cambiado. No había duda, la vida para ellos, eran sus tres hijos. El mayor, llamado Fernando, ya jugaba a la pelota en los recreos de la escuela N°275 de Peñalolén. El del medio, de nombre Víctor, acompañaba a su abuela a dejar a su hermano al colegio. El tercero, o mejor dicho la tercera, sin nombre aún, parecía querer reventar el vientre de su madre y conocer a sus hermanos”.

Hoy en día se discute en nuestro país cuáles son los montos que estarían involucrados, y para ser más correcto, cuáles serían los montos más adecuados para la educación parvularia. Ciertamente es importante, pero pareciera ser que la economía es la base de toda la discusión – pese a que durante años, se nos dijo que aquel viejo y barbudo pensador del siglo XIX no tenía razón-. Sin embargo, aún no escuchamos nada acerca de los proyectos educativos que los jardines infantiles debiesen cumplir, menos aún de los contenidos curriculares, que esperamos no sean ni homogeneizados ni hegemonizados por algún criterioso cerebro

“En el verano del 2006 María Ester escuchó por la televisión que este año todos los menores de cinco años para arriba tendrían colegio. Lo cierto es que la cobertura actual es cercana al 100%. Juan por su parte estaba cansado de escuchar que sus dos hijos tenían problemas de disciplina en el colegio, por lo que pensaba que lo mejor era cambiarlo de establecimiento educacional. La pareja evaluaba dos posibilidades: Uno era atravesar la Avenida Grecia y mandarlos al colegio N° 284. La segunda enviarlos a ese colegio particular subvencionado, que tanto hablaban sus vecinos del pasaje. El problema es que Juan tendría que hacer horas extras para poder pagar las mensualidades. Parecían decididos por la última opción. En fin, ¡A quién le interesa la vida de María Ester Cuidaniños y Juan Levantavigas, y de sus tres hijos?

 

 

Observatorio Chileno de Políticas Educativas