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Jóvenes secundarios culpables, victimas o protagonistas.

Actualmente la opinión pública se ha preocupado por la violencia en las escuelas,(ver noticia en el diario)los suicidios de estudiantes y algunos problemas psiquiátricos manifestados por algunos de ellos. No es menos cierto que una reflexión sobre este tipo de fenómenos debiese hacerse de manera integral, es decir no podemos ni individualizar, ni dejar de tomar el contexto en el que se desenvuelven este tipo de hechos.

La represión con que se actuado sobre estudiantes que lideraron las movilizaciones en sus respectivos colegios, según nos han confesado estudiantes expulsados (ver entrevista a Simón Sepúlveda) es parte de una estrategia planificada, que por un lado intenta desmovilizar y desarticular a la organización de estudiantes, y por otro, desincentivar a los alumnos de cursos inferiores. Entendemos así las expulsiones suspensiones y hostigamientos a los dirigentes estudiantiles que han teñido de represión un año marcado por la participación de los jóvenes en los cambios que la mayoría del país reclamaba para la educación chilena.

Cómo lo señala el historiador Victor Muñoz, en su excelente artículo sobre la juventud chilena y su derecho a construir sociedad, históricamente los jóvenes chilenos han sido criminalizados. Desde comienzos de los gobiernos democráticos se les ha imputado distintas culpas y estigmas. Primero fueron dañados por la dictadura. Luego las drogas se erigieron como el estigma de turno. Fundación Paz Ciudadana no tuvo peros en sindicarlos como los principales responsables de la delincuencia -como si la desigualdad no tuviera nada que ver ello-, para finalmente encubrir los sueños de miles de adolescentes en un manto de apatía, roto en pedazos por la movilización pingüina. Sin embargo, el proceso de constreñimiento de esta naciente subversión de la imagen e identidad de los jóvenes vuelve a caer bajo la violencia real y simbólica de las instituciones, que mediante la suspensión, la expulsión, el apremio de la PSU y el fin de año vuelcan sobre los protagonistas de este agitado año, la culpa de la incompetencia que el sistema tiene para incluirlos a todos.

El actual Director del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, y del OPECH, Dr. Jesús Redondo se pronunció sobre este tema en una sesión especial de la Comisión de Educación del Senado, para hablar de la violencia escolar. “Debemos detenernos a reflexionar sobre los distintos mecanismos de culpabilización y agresión que existen hacia los jóvenes populares chilenos. No es casualidad que los jóvenes se culpen así mismos de los problemas de la educación (ver comentario OPECH encuesta a actores educativos), sobre todo cuando ellos han sido el más sustantivo aporte a su mejora durante este año”. ¿Estaremos frente a un nuevo proceso de culpabilización de las victimas?, como lo señalara hace tiempo ya Redondo ( ver texto:La Modernización de la Educación y la Psicologización de los problemas sociales: o de cómo se enseña a las víctimas a culpabilizarse) O simplemente estamos en un proceso cíclico, donde el sistema articula toda su fuerza para enseñarnos a temer y a apartar de nuestra “normalizada” sociabilidad a los verdaderos agentes de cambio.

¿Es suficiente analizar la violencia desde la individualidad del adolescente? ¿Es pertinente contextualizar este fenómeno? ¿Que existe detrás de esta andanada de reportes sobre problemas psiquiátricos de los jóvenes escolares, suicidios, depresiones, ansiedad? Probablemente, representan las mínimas consecuencias de una maquinaria que atomiza, material y subjetivamente la potencia de las demandas que nos enrostran los jóvenes que en su afana invisibilizador confunde y encanta, individualizando un fenómeno necesariamente colectivo.

 

 

Observatorio Chileno de Políticas Educativas